marzo 20, 2014

Tal vez no sabías... Que hay maneras de detectar a los mentirosos...

Una de las formas más útiles de detectar la falta de sinceridad al responder una pregunta comprometedora son los cambios que experimenta la voz cuando nos sentimos amenazados  o nerviosos.

Hay maneras de darnos cuenta: principalmente por las alteraciones en el tono y en el volumen (o intensidad) de nuestra voz, así como por la calidad de la pronunciación, y por los cambios en la fluidez y velocidad de la conversación. 

Aquí veremos como distinguir esos detalles que a veces nos pasan desapercibidos. Pero si sabemos qué buscar, posiblemente podremos atrapar a más de uno en sus mentiras.


Estos cambios que sufre la voz cuando se miente son involuntarios en las personas y ocurren tan inconscientemente que ni siquiera nos damos cuenta (si es que somos nosotros los que mentimos), y son casi imposibles de controlar (a menos, digo yo, que se trate de alguien experimentado en sostener fríamente las mentiras, cosa que también lo hay).

También, son cambios difíciles de detectar, pero si ponemos mucha atención a nuestro interlocutor y además, lo conocemos bien, quizás podremos darnos cuenta, si observamos también otras señales típicas del lenguaje corporal cuando se está mintiendo. Hay que estar atentos a cualquiera de estos cambios sutiles que revelan algún conflicto interno con respecto a la conversación. ¿Será que se esconde algo?

1. Cambios en el tono de la voz:

Cuando mentimos, se produce una inevitable tensión en las cuerdas vocales que altera nuestro tono de voz. 

Al hacerse más rígidas, nuestro timbre vocal puede subir ligeramente de frecuencia (la voz se hace más aguda), o incluso la voz puede oscilar (se hace aguda súbitamente al inicio de la mentira, y luego se normaliza).

Este fenómeno, de por sí, a veces es difícil de detectar “simplemente oyendo”. Pero nos es perfectamente factible determinarlo cuando se trata de una voz conocida que cambia de tonalidad, (por ejemplo, tratándose de un familiar o un amigo cercano).

2. Cambios en el volumen o intensidad de la voz:

Aunque nuestra voz suene más aguda al mentir, con el volumen ocurrirá exactamente lo opuesto:  disminuirá ligeramente (pues no queremos que escuchen nuestra mentira).

Generalmente ocurre al final de una frase o conjunto de frases, pues el cerebro involuntariamente trata de “introducir” la mentira, entremezclándolas con unas cuantas ideas verídicas; pero al final de la frase, siempre termina tratando de escabullirse con un invento.  Notaremos que el volumen de la voz baja dramáticamente, incluso en palabras o nombres específicos.  Por ejemplo:

-“Sí, como te cuento… tuve que ir a esa aburrida reunión de negocios… "
-"¿Que con quién estaba?"
-"Bueno… pues con …Carlos, claro…”

En este caso, el nombre “Carlos” fue dicho en un volumen menor (lo que nos indica que posiblemente no era con él con quien estaba nuestro interlocutor. Nótese que dijimos: posiblemente, ya que esto no es un indicador infalible).

3. Cambios en la calidad de la pronunciación:


Al mismo tiempo que el tono de voz baja, la calidad de la modulación (la pronunciación de cada sílaba) también se verá degradada.

Pueden ocurrir tartamudeos, atropellamiento de sílabas e incluso dificultad en articular palabras completas.



4. Cambios en la velocidad y fluidez de la conversación:

El mentiroso, generalmente, hablará:

a) De manera lenta y accidentada (mientras va inventando lo que dice).
O
b) De manera rápida y concluyente (diciendo lo que ha practicado y queriendo terminar pronto la conversación).

Esos cambios en la velocidad y la fluidez son producto de conflictos internos entre lo que se siente, lo que se quiere decir y las repercusiones de mentir.

¿Alguna vez has dudado de alguien por la forma como te hablaba? Bueno, estos han sido algunos tips que la próxima vez te podrían ayudar a detectar a los mentirosos.

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Fuente:
Las mentiras cambian nuestro tono de voz.


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